miércoles, 31 de diciembre de 2008

Navidades
Nos traen añoranza desde la infancia,
que nos hacen recordar la noche buena,
donde nos sobraba en abundancia
la presencia de amor y la ternura,
que nuestros padres nos daban.

En el brasero nos quitábamos el frió
y con villancicos compensábamos
la falta de los dulces, al compás
de los panderos todos unidos
los amigos y hermanos.

Eran tiempos más dichosos
con nostalgia los recuerdo.
Nacimientos sencillos de barro,
moldeados por los niños traviesos,
que recogían de un barrero.

Carecíamos de luces en las calles
no probaban nuestros padres
la bebidas exquisitas.
Y vestíamos pantalones enmendados
y camisas recosidas .

Hoy las luces en las calles,
iluminan ilusiones, en la mesas
nunca faltan lo manjares.
Las casas con buenas calefacciones
y en la tele escuchamos
los mas bellos villancicos.

Pero nunca perderemos
ese tan dulce recuerdo,
de la bella melodía de un coro,
cantando el campanillero, entonando
villancicos, que jamás olvidaremos.

Los tiempos de la infancia tan querida,
celebrando humildemente la llegada
del más pobre, no podemos olvidar.
Mientras sigamos con vida
por mucho que ahora tengamos
y por mucho que ahora nos sobre. Paco

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